Fernando Sáez expone la difícil situación financiera/presupuestaria que atraviesa la Fundación. El principal ingreso de recursos es la venta de entradas a las tres casas de Neruda. El flujo se cortó durante la pandemia lo cual significó utilizar todos los ahorros acumulados. La cantidad de visitantes no ha vuelto a los niveles pre pandemia. La falta de ingresos permanentes y la exigencia de los gastos fijos ha llevado la situación a un punto crítico y el directorio de la Fundación estima que, de seguir así las cosas, la institución no puede sobrevivir más allá de tres meses más. Pasado ese plazo, la Fundación se vería en la obligación de liquidar sus bienes. Se han hecho gestiones ante distintas instancias, todas ellas sin resultado. Se ha pensado en subastar un cuadro que Fernando Léger regaló a Neruda, pero el Museo de Bellas Artes no ha dado la autorización para que la obra salga de Chile.
Soledad Abarca transmite su idea de que si el patrimonio de Neruda pasa a manos del Estado se podría gestionar con mayor eficiencia posibles caminos de solución y se liberaría a la Fundación de una carga que le impide desarrollar otros proyectos relacionados con la difusión de la obra del poeta. Esta nueva figura permitiría en relación a ese patrimonio: corregir el estado de fragilidad en que se encuentra debido a la vulnerabilidad de los lugares en que se resguarda; evitar que sea comprado por particulares y, eventualmente, que sea llevado fuera de Chile; darle un tratamiento que permita su conservación, su accesibilidad y su difusión.
Javier Ormeño puso como un ejemplo positivo la figura administrativa del Museo de la Solidaridad.
Juan Pablo Rojas planteó la necesidad de acompañar la crisis con una estrategia comunicacional. |