Los cielos nocturnos de Chile son un laboratorio natural único en el mundo. El cielo nocturno posee un valor científico, medio ambiental y cultural enorme. Chile es el lugar desde el cual la humanidad estudia y entiende el Universo y nuestro lugar en él por medio de la investigación astronómica. Aún más importante, el cielo posee un gran valor espiritual, cultural y recreacional para nuestros pueblos originarios, nuestros ciudadanos y los turistas que nos visitan. La noche y la oscuridad, también forma parte esencial de los ciclos metabólicos de especies animales y vegetales.
Durante el último siglo, pero de manera exponencialmente acelerada en las últimas décadas, el ser humano ha sometido al planeta a una crisis ambiental poco apreciada, que podríamos llamar el “fin de la noche”. Los altos niveles de iluminación artificial nocturna producidos por ciudades, carreteras, faenas industriales y otras instalaciones, han cambiado radicalmente el brillo del cielo y la intensidad y cromaticidad de la luz ambiental durante las horas de la noche. Esta “contaminación lumínica” tiene efectos que van mucho más allá del impacto en la observación astronómica. Existe evidencia sobre sus efectos dañinos en la salud humana, en animales marítimos, terrestres, aves, insectos y anfibios, y en la flora. Estos efectos se deben a la alteración de los procesos biológicos, ciclos metabólicos y comportamientos de estas especies a causa de la luz artificial. Al mismo tiempo, la contaminación lumínica atenta directamente contra la capacidad y el derecho de los seres humanos a disfrutar de cielos nocturnos oscuros, y de apreciar y estudiar el Universo.
La protección de la noche y los cielos oscuros es un tema estratégico para Chile en pos de la conservación de la biodiversidad, el desarrollo científico y tecnológico, y la protección del derecho de las nuevas generaciones a observar el Universo. Por lo tanto deseamos reunirnos con usted para discutir el rol que la nueva constitución puede tener en términos de la protección de los cielos oscuros y el control de la contaminación lumínica. |