La motivación que nos mueve es el cuidado de las aguas que abastecen a casi un millar de personas de estos sectores, y queremos alzar la voz, porque vemos con tristeza que algunos sectores periurbanos ya tienen que ser surtidos con camiones aljibe, con todo el costo social y económico que esto impone a la administración local. Y nos parece incomprensible que sectores falderos de la Cordillera de Nahuelbuta estén a puertas de vivir una situación similar, habiendo sido hasta algunas décadas de tan grande riqueza biológica e hídrica. A este tipo de empresas le debemos que gran parte del paisaje camino al parque Nahuelbuta se haya cambiado por grandísimas extensiones de monocultivos forestales, perdiéndose la biodiversidad y suministro de agua que provee el bosque nativo. Además, este uso “productivo” del suelo ha acarreado consecuencias de las que todos fuimos testigos en febrero pasado. Hoy el sentido común nos dice que el daño al medioambiente perjudica también nuestra salud, bienestar y nuestro futuro.
El desarrollo debe ser compatible con la Prevención, con la Seguridad Hídrica y con los derechos fundamentales de los habitantes. |